2 de junio de 2015

Sicilia y mis 30 primaveras

Cada año celebro mi cumpleaños en un lugar diferente. Cada primavera, un viaje para celebrar la vida. Los treinta no podían ser menos, y esta vez el destino era Sicilia. Se proyectaba una semana en la isla italiana recorriendo los pueblos, descubriendo las playas, disfrutando de su gastronomía deliciosa, desconectando para recargar energías... 
Llegamos a las 17:00 a Palermo con el cielo algo nublado, con un Fiat 500 recorrimos la autopista y una carretera que bordeaba las montañas del centro de Sicilia. Llegamos a Catania al anochecer, allí estaríamos los primeros días visitando toda la parte oeste. Buscamos sitio para aparcar y subir al hotel, sabíamos que estábamos cerca pero por un momento no nos encontrábamos en el mapa. Seguimos hacia arriba, estábamos a unos 200 m. del centro de la ciudad sorprendidos de lo sucio que estaba todo, de las casas completamente en ruinas, de la pinta de los transeúntes... Uno de esos lugares feos, pero la ilusión nos llevaba a pensar que a la mañana siguiente seguro que lo veríamos todo de otra forma. Bajamos aquella calle oscura cuando de repente un hombre subido a una moto nos hacía el gesto que parásemos, como si más adelante hubiese ocurrido algo. Frenamos un poco y sin darnos cuenta, en un segundo ya había un coche atrás bloqueándonos, y dos hombres armados: uno abría mi puerta queriendo sacarme del coche mientras otro abría el maletero para coger nuestras maletas. Al abrir mi puerta arrebató mi bolso, que estaba en el suelo del coche. En cuestión de segundos el miedo nos oprimía, gritamos, y un acelerón nos valió para salir a toda velocidad con el corazón en la garganta y las puertas y el maletero abiertos. Nos escapábamos sin saber a dónde. De noche, perdidos en una ciudad sucia, oscura y desconocida, tras un atraco en el que nos robaron prácticamente todo, buscábamos ayuda desesperados mientras la poca gente que había miraba a otro lado. Nadie quería inmiscuirse. El tabú de la mafia en el ambiente, nadie quería hablar, ni ayudar. Y todos coincidían en lo mismo: "esto aquí es algo normal". Frases del estilo: "aquí no se puede parar nunca el coche", "teníais que haber acelerado, no importa matar a quién te para sino te matarán ellos a ti", "habéis tenido suerte, estáis vivos", "esto es la mafia, no se puede hacer nada"… La policía fue la que dio el punto más corrupto a todo esto. Cuando relatamos lo sucedido se miraron uno al otro e hicieron el gesto de "ah, ya sabemos quiénes son" y nos dijeron: "bueno, esto es así y hay que dejarlo como está". En ningún momento quisieron tomar huellas en el coche, ni volver a la zona por si habían tirado algo (no teníamos ni las llaves de casa). La denuncia era un papel que nosotros mismos tuvimos que cubrir y cuando llegamos a España nos explican que aquello era papel mojado: no tenía ni registro, ni número de atestado, ni número de placa del policía. Lo que sí, mientras nos llevaban a comisaría el policía no dejaba de mostrarnos los lugares de interés: esto es la catedral, aquí se come de maravilla, esto es el mercado, en este lugar genial para beber… ¿Usted cree que me importa todo esto después de lo ocurrido? Estábamos desesperados. La policía nos explica que el modus operandi siempre es el mismo: una moto te bloquea el coche, salen otros para robarte todo y te sacan del coche como rehén mientras a la otra persona le obligan a sacar todo el dinero de las cuentas, y sino… lo arreglan como consideren. Entonces la policía nos dice una vez más: "Tranquilos, lo demás es dinero, pero estáis vivos y no os ha pasado nada grave. Habéis tenido muchísima suerte. Esto es no es lo normal". Estábamos sin palabras, muertos de miedo, llenos de rabia por ver como nos lo habían arrebatado todo, ansiosos por volver… La peor sensación jamás vivida.

Era increíble, nos habían robado todo, planeaban un secuestro exprés, no teníamos casi nada y allí todo el mundo sorprendido porque nos queríamos volver antes de terminar el viaje. ¿Cómo disfrutar después de algo así? Volver a casa era el único deseo. Y todavía quedaban las miles de vueltas e impedimentos para poder salir del país porque tampoco teníamos documentación. Por fin, tras horas de vuelo, escalas, cansancio, tristeza, el miedo todavía encima, agotamiento, nervios… Por fin estábamos de vuelta en casa y sin creernos del todo lo que había pasado. Y ahora sí, de vuelta y con más motivos todavía para celebrar otro año más. Más que nunca celebrando la vida. 


"Viajamos para cambiar, no de lugar, sino de ideas"
Hipólito Taine

5 comentarios:

  1. José Angel3/6/15, 9:15

    Joer, es que ir a la zona de la mafia... si miras google maps, street view no funciona en esas zonas porque ni los coches de google se atreven a meterse por ahí, y si no encuentras un sitio, google maps del móvil no falla nunca.

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    1. Ya, pero es que esto era en el centro de Catania, sí hay google maps en esa zona, estaba a unos metros de la catedral y del centro. Pero bueno, supongo que te toca y listo. Y a lo que pudo haber sido… pues se ha quedado en nada.

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  2. Hola, guapa. Es la primera entrada negativa que te leo desde que te conozco. Cuando comencé a leer lo de Sicilia ya arrugué el gesto y pensé "¿cómo se le ocurre?"

    En fin, que ¡feliz cumpleaños!

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    1. Hola :) bueno, hay alguna negativa más por ahí suelta :(
      Pues sí, así fue. Ya de vuelta y dejándolo atrás.
      Muchas gracias.
      Mua!!

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  3. Feliz cumpleaños!!! Empece a leer lo de celebrarlo cada año en un lugar y me entusiasmó la idea pero después... que mala experiencia. Cada vez hay más lugares que no podemos ir...

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Cuenta lo que quieras, recuerda que esto es "un sofá para hablar"...

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